Descendientes del Caney
Poema del Cap. 6
Por:
Alejandro Crespo
Milton G. Lopez
Jean Justiniano
Paola V. Garay Martis
Gabriela M. Perdomo Pillot
“¡El pueblo está muerto!”
El pueblo está muerto, el pueblo está muerto y no se vuelve a levantar.
El pueblo está muerto, el pueblo está muerto y muchos se quedan sin hogar.
El pueblo está muerto, el pueblo está muerto y todos viven en dificultad.
El pueblo está muerto, el pueblo está muerto ¿A dónde se fue la hermandad?
El pueblo está muerto, el pueblo está muerto gracias a la desigualdad.
El pueblo está muerto, el pueblo está muerto y nunca triunfará.
El pueblo está muerto, el pueblo está muerto y esta guerra no terminará.
El pueblo está muerto, el pueblo está muerto y con nosotros acabará.
El pueblo está muerto, el pueblo está muerto, los boricuas desaparecerán.
El pueblo está muerto, el pueblo está muerto en los años de necesidad.
El pueblo está muerto, el pueblo está muerto y cada día tiene que cortar más.
El pueblo está muerto, el pueblo está muerto y el sudor no para de derramar.
El pueblo está muerto, el pueblo está muerto y nos quedamos sin alimento.
El pueblo está muerto, el pueblo está muerto y nos quedamos sin aliento.
El pueblo está muerto, el pueblo está muerto y nos dejaron desiertos.
El pueblo está muerto, el pueblo está muerto pero vive el resentimiento.
El pueblo está muerto, el pueblo está muerto, ¡Está apunto de explotar!
El pueblo está muerto, el pueblo está muerto pero esperan que Jesús un día se vaya a reflejar.
El pueblo está muerto, el pueblo está muerto con gotas de sangre que caen y no se pueden levantar.
El pueblo está muerto, el pueblo está muerto con la esperanza de un día resucitar.
Poema del Cap. 7
Por:
Paola V. Garay Martis
Gabriela M. Perdomo Pillot
Alejandro Crespo
Milton G.López
Jean Justiniano
Como ciclo eterno
partidos murieron y otros nacieron.
Todos con líderes buenos
que sabían sus derechos.
Unos querían independencia,
otros estadidad.
No aceptaban diferencias
y por eso no supieron gobernar.
La coalición paso de unión
a ser ilusión.
Pues republicanos se aprovecharon
y de los obreros se olvidaron.
Gobernadores llovían
como el agua que cae del cielo.
Igualmente desaparecían
cuando veían que no había nada bueno.
Huelgas y más huelgas
era lo que se veía.
La situación económica y política
solo empeoraría.
Obreros, estudiantes y trabajadores
se unían como uno.
Luchaban por sus derechos
y créeme que no se quedaba ninguno.
El gobierno respondió con violencia
y el pueblo se atuvo a las consecuencias.
Es por esto que ocurrió
la Matanza de Río Piedras.
Ojo por ojo y diente por diente,
así fue el pensar de la gente.
Con esa miseria
en la que se vivía,
la violencia permanecía en el presente.
Los líderes nacionalistas
nunca se rindieron
y es por eso que
a la cárcel fueron.
La masacre de Ponce
nunca se olvidaría
pues fue resultado de la rivalidad
que el gobierno y los nacionalistas se tenían.
Muere la coalición, se dividen partidos y no se acaba la violencia.
El destino de Puerto Rico
de verdad que no tendría coherencia.